Santiago de Chile
Santiago, la capital de Chile y cerca de la Cordillera de los Andes, no tiene la misma prensa que Río de Janeiro o Buenos Aires, pero es una ciudad con personalidad, grandes sitios, coloridos mercados, animadas calles y un impresionante museo de exposiciones precolombinas.
Construcciones antiguas y modernas se encuentran de pie una al lado de la otra en el corazón de la ciudad, como la Catedral, de estilo neoclásico, que se refleja en el vidrio de una torre de oficinas cercana.
La ciudad destila un aura de vigor y riqueza, con sus numerosos cafés chic, varios modernos hoteles, excelentes restaurantes e importantes tiendas en las peatonales comerciales Ahumada y Huérfanos.
Aunque quizás no sea tan emocionante como una visita a algunas otras capitales de América del Sur, muchos turistas utilizan Santiago como base para aventuras al aire libre, excursiones a bodegas y visitas a parques nacionales y centros de esquí, especialmente en primavera y otoño.
Al llegar elegimos un hotel en el barrio Providencia, el NH Ciudad de Santiago, a solo 5 minutos del elegante distrito Las Condes y a 200 metros de la estación del metro. Además de su excelente ubicación, el hotel ofrece modernas habitaciones con todos los servicios y una impecable atención.
Cuando fue fundada por el conquistador español Pedro de Valdivia en 1541, Santiago era poco más que un pedazo de tierra triangular bordeada por dos brazos del río Mapocho. Hoy esa zona, conocida como el Centro de Santiago, es sólo una de las 32 comunas (barrios) que componen la ciudad, cada una con su propia personalidad.
Seguro nunca confundirás Patronato, un barrio al norte del centro de la ciudad lleno de mansiones de estilo morisco, con Providencia, donde los modernos rascacielos de las empresas internacionales llenan las avenidas.
Así también, el elegante centro comercial de Las Condes tiene poco en común con los mercados al aire libre de Bellavista, mientras el joven, bohemio y colorido barrio Brasil está experimentando un renacimiento, ofreciendo excelentes oportunidades para pasear y comer.
Entre los muchos atractivos turísticos de la ciudad visitamos la Catedral Metropolitana – con un bello altar ricamente decorado - y el Palacio de la Moneda (el palacio presidencial), ambas diseñadas por el arquitecto italiano Joaquín Toesca.
En el Museo Chileno de Arte Precolombino admiramos las crónicas de 4.500 años de civilización precolombina. Hay exposiciones separadas para las diferentes culturas indígenas, las cuales incluyen impresionantes muestras de cerámica figurativa e intrincadas piezas textiles y de joyería. Asegúrate de ver las momias de Chinchorro, que son miles de años más viejas que las egipcias.
También visitamos el Museo Colonial, el de Arte Contemporáneo, el de Bellas Artes, el de la Solidaridad de Salvador Allende, el Histórico Nacional, y el de la Merced, con exhibiciones tan amorosamente restauradas que son un santuario de inesperada calma en el centro de la ciudad.
Y las montañas de los alrededores no están allí como decoración, sino que proveen de una gran variedad de emocionantes actividades como senderismo, escalada, paseos a caballo, esquí, excursiones en kayak y a bodegas de vinos.
En general, la cocina chilena tiende a ser simple, pero Santiago cuenta con algunos de los mejores restaurantes de cocina nacional, internacional, de mariscos y de platos vegetarianos en Chile. No dejes de probar el ceviche, un orgullo de la cocina chilena.
Desde el momento en que entras en el restaurante Azul Profundo, nuestro favorito, te das cuenta que el tema marítimo está en todas partes. La especialidad del restaurante, los mariscos, incluye la parrilla de pulpo preparada al estilo de Chiloé.
A la noche, las opciones varían ampliamente, y su ubicación suele reflejar el precio y estilo. Por ejemplo, los clubes y discotecas de los barrios Suecia, Vitacura, e Isidora Goyenechea son más caros y lujosos, mientras que en Bellavista, Plaza Ñuñoa y Brasil se encuentran sitios más populares.
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